JosÉ Antonio Técnico de Farmacia

Un paciente retira un antibiótico prescrito por su médico, ¿le recomendarías algo?

SIEMPRE. En primer lugar, que intente adaptar las tomas en intervalos horarios cómodos y adaptados a su ritmo diario. En segundo lugar, y valorando de QUÉ antibiótico se trate, recomendar un "simbiótico" que minimice el impacto del antibiótico en la flora intestinal y las molestias derivadas de esto. Especialmente, todos aquellos que contengan algún algún IB (inhibidor de las β-lactamasas) que, mayoritariamente, suele ser Ácido Clavulánico. En el caso de las mujeres, optaría por un simbiótico que también abarque, en función de las cepas que contenga, la reposición de la flora vaginal para minimizar la posibilidad de desarrollar otras patologías secundarias como candidiásis vaginal o, en algunos casos, infencción de orina (en muchos casos con recidivas, especialmente en pacientes a quienes se les prescriben estos fármacos con cierta asiduidad). Lo perfecto, además, en el caso de las mujeres sería recomedar un gel íntimo (a valorar cual en función de su edad, dado que el pH varía en función de esta), ya que ciertos antibióticos lo suelen alterar. En mí caso particular, no suelo considerar recomedar ningún tipo de IBP, aunque hay quién sí lo hace. Entiendo que, además de tratarse de fármacos que requieren prescripción médica, ni son protectores gástricos como tal, y no son necesarios salvo en tratamientos que mermen la producción de moco gástrico y por tanto puedan resultar gastrolesivos, aunque estos matices siempre los consulto con alguno de mis compañeros farmacéuticos.

Cuando estás en la farmacia, ¿cuáles son las actividades que más te gustan realizar?

Me apasiona la parte asistencial, así como la atención al público.

Un paciente dice estar resfriado y solicita un antibiótico, ¿qué harías?

Mi opinión: En primer lugar, un resfriado, usualmente es de componente viral y se manifiesta en las vías respiratorias altas (a modo de congestión) y, puede, que curse con irritación de garganta (no siempre, especialmente si no hay tos de ningún tipo). Ninguna afección de componente viral se trata ni requiere de antibióticos, al tratarse de fármacos antibacterianos. En segundo lugar, asegurarme de si viene remitido por su médico del CAP o médico alguno que haya emitido un diagnóstico y, por tanto, si dispone de la pertinente receta para poder dispensar lo que me solicita. Tercero, unas breves y concretas preguntas para conocer la sintomatología exacta que presenta el paciente, así como indagar si padece alguna patología importante que pueda ser incompatible con la medicación que al paciente pudiese requerir. Por último, y en función del cuadro que presente, descartar y elegir el tratamiento más idóneo. Por citar dos ejemplos: si el resfriado cursa con fiebre y congestión en vías altas, aconsejar un antigripal que, como la mayoría, tendrá en su composición un antipirético (usualmente paracetamol en dosis no superiores a 650mg) y uno o varios antihistamínicos a fín de aliviar la congestión. Siempre, la opción pasaría por un EFP (en caso de no disponer de prescripción médica alguna). Si además el paciente manifiesta tener tos (a valorar si seca o productiva), habría que sopesar o, un antigripal que además contenga un antitusivo (como en el caso de Frenadol, que en su formulación contiene Dextrometorfano, en caso que se tratase de tos no productiva) o, de existir mucosidad, poder complementar el antigripal con un expectorante (hablando siempre de EFPs), como pueden ser el Ambroxil o la Acetilcisteina, en función de si la mucosidad se aloja en el tracto alto o bajo de las vías respiratorias. A tener en cuenta, SIEMPRE, tres tipos de pacientes en estos casos: diabéticos (tanto de tipo 1 o 2), mujeres embarazadas o aquellos con tratamientos anticoagulantes, como por ejemplo, Acenocumarol. Por descontado, siempre se considerará la edad del paciente, especialmente en los niños.